Muchas empresas tienen que experimentar con el diseño y rediseño de hasta tres o cuatro sitios antes de comprender en qué consiste el éxito de una página web.
Una de las situaciones más desagradables a las que nos podemos enfrentar en esta vida es tener que comprar un producto o servicio del cual no tengamos la más mínima idea de cómo se usa o cómo funciona, porque entonces corremos el riesgo de que algún vivo quiera aprovecharse de nuestra inocencia y del escaso conocimiento que tengamos sobre el tema. Ejemplos hay muchos: la compra de un automóvil, un equipo de sonido, una computadora, una raqueta de tenis, un tratamiento de belleza, un programa de reducción de peso, joyería, una propiedad en tiempo compartido, un seguro de vida, un programa de terapia holística y sí también, desde luego, la adquisición de una página web, la cual con frecuencia termina resultando como las promesas de un político en campaña.
Ya sea por falta de planeación, por no seguir los consejos de un especialista o simplemente por ser demasiado inocentes, en muchas ocasiones tenemos que pagar un precio por la falta de experiencia. Pareciera como si cometer errores y enfrentar estas adversidades fuese la única forma de aprender a hacer bien las cosas.
Un alto porcentaje de las empresas en México obtienen los resultados que buscan hasta después de haber desarrollado tres o cuatro versiones de la página web. "Ahora sí sabemos perfectamente lo que queremos" - suelen decir los responsables del proyecto al contratar el rediseño de su segundo sitio web y en algunos casos inclusive hasta la tercera o cuarta versión. Es razonable que después de tantos intentos se llegue a la página web ideal pero de ninguna forma rentable.
Para algunos es más difícil que otros justificar un segundo proyecto de inversión en el rediseño de un sitio web, por lo que los líderes de estos proyectos deben ser muy persuasivos con los directivos que toman las decisiones de inversión, basados en cifras y criterios convincentes. Si su empresa no ha erogado más que unos cientos de dólares en un primer proyecto que no dio el resultado esperado, en realidad no ha hecho todavía una verdadera inversión en un sitio profesional (de 2 a 5 mil dólares de inversión en promedio) y ese primer gasto se debiera entonces considerar como una inversión en el desarrollo de contenidos que podrán aprovecharse para el rediseño de un segundo sitio.
Aprendamos de nuestros errores
Se vale cometer errores. Lo que no es de ninguna forma justificable es no aprender de ellos. Si usted ya concluyó que la primera página web convencional que adquirió no le sirvió para fines comerciales, en su segundo proyecto pare las antenas y mande a freír espárragos a todos aquellos timadores que le quieran vender un tríptico publicitario convencional en formato HTML, dado que un sitio web es mucho más que eso.
El conocimiento más valioso que usted puede obtener a cambio de pagar el precio de comprar una página web convencional es aprender que la publicidad impresa y la publicidad web son dos medios totalmente distintos, entender que un sitio web requerirá forzosamente un medio de promoción para que sus páginas sean del conocimiento público y saber que el mejor medio de promoción son los buscadores como Google y Yahoo!, ya sea que usted decida difundir su sitio web a través de posicionamiento en resultados naturales o contratando una campaña de enlaces patrocinados (pago por clic).
Mientras usted no sepa diferenciar lo que es el registro en buscadores (solicitud de alta) del posicionamiento en buscadores (técnica de diseño), será presa fácil de las agencias de diseño web y probablemente seguirá pagando el precio del noviciado.